lunes, 19 de septiembre de 2016

EL REGRESO TAN ESPERADO

Al menos por mí... Y es que una de los pequeños placeres de la vida es comprobar que he sido admitida en un curso y apuntar con incontenible ilusión en el calendario la fecha de comienzo. Y sí, esta vez no me pillará el toro, me organizaré para "ir por delante" en lugar de quedarme hasta las tantas temerosa de no enviar la tarea a tiempo.

Aquí comienza mi nuevo Diario de Aprendizaje; esta sección estará destinada a la Convivencia Escolar, tema que me resulta de lo más estimulante, además de serio.

Una de mis máximas que transmito con mayor insistencia al profesorado es "Dame una infancia que no tenga que superar"; tener que decir algo así me da escalofríos pero no puedo quedarme de brazos cruzados (o boca cerrada) ante comentarios carentes de coherencia... 


Conozco a muchos adultos, incluso profes, que argumentan "A todos nos han dado una colleja, insultado o hecho burla, y aquí estamos, ¿no?". Sí, es cierto que a todos nos han dado una colleja, insultado o hecho burla, pero no lo es que estamos todos aquí. Y mientras lees estas palabras, recuerdas con la respiración entrecortada a la chica que se tiró por un acantilado, el niño que se dejó caer por una ventana y otros tantos más que ya no siguen aquí.

Diario EL PAIS (30.03.2016)
El número de suicidios duplica al de muertos por accidente de tráfico
los suicidios volvieron a ser la principal causa de muerte no natural
La cifra mantiene una tendencia ascendente desde hace décadas
El incremento de casos es de suficiente magnitud para que las instituciones públicas trabajen planes de prevención

Siempre he pensado que, en los casos más terribles, un adulto que se suicida en el presente es un niño que no supo que existía esa opción en su pasado; pero cada vez lo hacen antes, porque cada vez se enteran antes.
Nunca sabremos a ciencia cierta si el detonante de esa desazón adulta tuvo su inicio en una infancia repleta de collejas, insultos o burlas, lo que sí que tengo claro no es que debemos a nuestros pequeños una infancia que no tengan que superar, les debemos mucho más, les debemos la tranquilidad, la serenidad, la certeza del sentirse queridos, valorados, arropados, les debemos una infancia feliz, y para que una infancia sea feliz es imprescindible disfrutar de una adecuada y enriquecedora CONVIVENCIA ESCOLAR.